No se trata de un casino de juego con el que a veces se le confunde sino una asociación sin ánimo de lucro de carácter social y que sus orígenes se remontan al año de 1847 siendo Isabel II reina de España, en plena revolución política y con profundos cambios sociales.
Es la Sociedad de Fomento Instrucción y Recreo cuyos estatutos se aprueban el 1 de julio de dicho año la que puso la primera piedra para la transformación social y colectiva de Gáldar. En los documentos que se conservan ya digitalizados podremos comprobar quienes formaron su primera directiva, sus principios y sus asociados.
La asociación tiene su sede durante casi un siglo en las dependencias municipales donde hoy se encuentra la sala sabor, lugar donde se celebran las sesiones plenarias de la corporación municipal galdense. En dicho espacio la asociación construyó el segundo teatrillo de Gran Canaria unos años después del Cairasco de Figueroa que construye El Gabinete Literario en Las Palmas. En él se desarrollaron bailes, actuaciones musicales, representaciones teatrales y charlas sociales que nos pusieron en contacto con la cultura de la metrópoli. A pesar de ello, los avatares políticos y sociales la llevó a una continua redefinición y cambio de nombres que siempre recogieron alguna alusión a su nombre primigenio y mantuvo latente sus principios, aunque adaptándose a la realidad cambiante por la situación política de cada momento como recoge magistralmente D. Sebastián Monzón en su trabajo literario sobre la historia de la sociedad desde su fundación hasta 1934 encargado por la asociación y en la que se describe sus logros y su labor social así como a las personas relevantes que dejaron su huella personal. Es a principio del siglo XX cuando se toma el nombre de Casino de Gáldar siguiendo la estela social que da lugar a los mismos en toda España como entidades culturales de recreo y ocio, también era conocida con el nombre de La Sociedad, nombre que tomó la calle donde estaba situada su sede y en la que se encuentra nuestro Teatro Consistorial cuya iniciativa y construcción fue obra de la asociación, truncada por la hambruna que siguió a la I Guerra Mundial.
Es también a principios del siglo XX cuando deja su sede las dependencias municipales y se establece en la calle Larga (Capitán Quesada) donde pone en marcha el primer cine del municipio todo ello antes de la Guerra Civil y posteriormente después de la misma adquiere la sede actual con las aportaciones de sus asociados y que le permitió sobrevivir sin los vaivenes y la oposición de la corporación municipal y sus continuos contratos de usos y exigencias para su entrega, todo ello se recoge en el libro citado anteriormente.
Durante los primeros años de la posguerra, anuladas las diferentes asociaciones por el régimen de los vencedores se tarda unos años en volver a retomar la actividad que tiene lugar con su legalización en 1943 cuando se vuelven a permitir con condiciones algunas asociaciones a las que se les exige el correspondiente sometimiento a los principios políticos del movimiento. Es una etapa en la que ya con su nueva sede a medias se tienen registros de sus asociados y dirigentes y la actividad que le estaba permitida sólo podía tener relación con el ocio y la actividad cultural, siendo muy famosos sus bailes de carnaval, el de fin de fiestas de Santiago y otros muchos para los jóvenes y mayores, así como los juegos de todo tipo, cartas, dominó, ajedrez, billar, ping-pong, etc. Sin olvidar las tertulias en el exterior, las exposiciones en sus salones de los pintores de la época, los primeros concursos de pintura de Antonio Padrón después de su fallecimiento, el concurso regional de piano Pedro Espinosa. Fue la referencia social del municipio que sirvió de referencia para muchas generaciones y que con el boom del asociacionismo vecinal surgido después de la dictadura restó protagonismo a su labor el que le empuja a su adaptación a los nuevos tiempos. Fruto de ello es la elaboración de su página web para intentar recoger su pasado y construir un nuevo futuro.
Deseamos que está página web sirva para favorecer su modernización, difundir la cultura y crear un vínculo vecinal que vuelva a recuperar el prestigio social que le corresponde.
Para mayor información pueden acceder al libro de Sebastián Monzón Suárez publicado por Infonortedigital